En tiempos de post postmodernidad, en tiempos en donde las artes vivas se piensan exánimes, autofagocitadas, devastadas, Blas Arrese Igor construye dos materiales que -poniendo el cuerpo en medio de ese barro definitivo en el que se lee el teatro hoy- construye una reflexión poderosísima sobre la práctica escénica sin dejar de lado las emociones. Estas dos obras leen el teatro y sus prácticas, critican los límites autoimpuestos por los saberes académicos (post dramático y otras, varias, repelentes yerbas), construyen teatralidad y -lejos de pelearse con la reflexión- no hacen sino transformarla en acción, en juego, en ilusión escénica. El Fracaso y El éxito son dos materiales que se imponen como una extraordinaria manera de leer el teatro y sus tradiciones, el teatro y sus prácticas contemporáneas.