Las canteras o «cavas» son una de las externalidades de la competencia del uso del suelo, ya que se originan a partir de la extracción de tierras tanto para el relleno de terraplenes y nivelaciones del suelo, como para la elaboración de ladrillos, entre otras actividades. Su origen y utilización están fuertemente ligados al crecimiento urbano. Las cavas causan un grave deterioro ambiental, ya que su acción incluye la pérdida del sustrato para usos agropecuarios y urbanos, como así también la pérdida de la calidad escénica del paisaje, de las propiedades filtrantes del suelo, provocando degradación social, balnearios improvisados, basureros clandestinos, contaminación de aguas subterráneas, cambio de hábitat naturales, etc. El reconocer que la cava es un problema ambiental, que al mismo tiempo encierra un problema social y económico y que afecta a una población real, implica la búsqueda de herramientas metodológicas para un nuevo criterio de soluciones, que involucra la relación que existe entre cada comunidad y su entorno físico, tanto natural como construido