La cisticercosis bovina es una enfermedad que afecta al músculo estriado del ganado acuno y es causada por el Cysticercus bovis, forma larval de la Taenia saginata. Se localiza en el intestino delgado del hombre (Wanzala y col. 2003, Abuseir y col. 2007), quien es parte necesaria para el cumplimiento del ciclo biológico. La cisticercosis tiene importancia en salud pública por ser una zoonosis de interés socioeconómico. Causa grandes pérdidas a nivel de planta faenadora (OPS/OMS 2003, Regassa y col. 2009) y enfermedad a las personas que consumen alimentos contaminados por el parásito.
La Cisticercosis bovina se encuentra ubicada en la lista B de Enfermedades transmisibles (OPS/OMS, 2003, OIE, Cayo-Rojas 2011, Regassa et al. 2009), considerándola de gran importancia a nivel socioeconómico y/o sanitario a nivel nacional.
Desde el punto de vista económico, la cisticercosis bovina produce serias pérdidas económicas en la industria del ganado (Yoder et al 1994, Giesecke 1997). Estas pérdidas se deben al decomiso de canales, menor valor de la carne sometida al saneamiento (reducción entre el 30-45% del valor de una canal afectada), pérdida de peso del 3% debido al saneamiento por frio y pérdida de subproductos comestibles (Geerts 1990, Soulsby 1987, Jahed et al 2010). A esto hay que sumarle la consiguiente devaluación económica del producto, ya que esta carne no puede ser exportada perdiendo la posibilidad de alcanzar mejores mercados y precios.
La Cisticercosis bovina es una enfermedad de denuncia obligatoria en la Argentina. La institución gubernamental que lo controla es el SENASA: exigiendo registro de los animales de los establecimientos, los correspondientes datos sanitarios, entre otros y una vez en el matadero/frigorífico la inspección veterinaria oficial y la implementación medidas sanitarias pertinentes (Resolución SENASA N°432 2017)