Para mediados de 1830, la tauromaquia tenía una larga historia en tierras rioplatenses. Fiesta popular en tiempos coloniales, ya en el período posrevolucionario era vista con recelo por los sectores de la elite por su carácter plebeyo y por “representar al bárbaro pasado colonial” (Garavaglia 2002, 418). Son justamente ese carácter plebeyo y una resignificación federal de la barbarie lo que lleva al periodista Luis Pérez a titular a dos de sus más extensas publicaciones periódicas, "El Torito de los Muchachos" y "El Toro de Once", ambas de 1830, con el símbolo del potencial de una economía ganadera en desarrollo.