El abordaje de una cuestión tan delicada y ríspida como lo es la del homicidio piadoso, sin duda brinda múltiples facetas para su estudio, como en general sucede en aquellas situaciones legales donde lo axiológico puro se enfrenta con acciones y visiones puntuales humanas imbuidas de falibilidad e imperfección, y donde la ley positiva parece ser un instrumento demasiado basto y rudimentario para lograr su finalidad pacificadora de justicia.
Así, la muerte de otro, generalmente querido y amado, guiada por sentimientos altruistas, y aún con alguna dosis de egoísmo personal, ofrece desde el campo de la bioética un enorme entorno de cuestiones, que más allá de condicionamientos subjetivos, religiosos o morales, exceden la presente propuesta de análisis, e incluso, valga reconocerlo, el conocimiento del suscripto con la necesaria meditación que tal campo de estudio ofrece. De allí, sin perjuicio de reconocer que seguramente por algún resquicio logre filtrarse el imborrable subjetivismo que contiene toda exposición, a pesar de la búsqueda de objetividad, se tratará de encontrar y seguir, en lo posible, una vertiente distinta para el tema, sin adentrarme en el atrayente aspecto ético, más de lo estrictamente necesario.
La pregunta que desde prácticamente tomar contacto con el Derecho Penal me he hecho, mucho más claramente desde que he intentado pensar la ley tratando de desentrañar qué dice más allá de su letra, en vinculación con el contexto normativo y cultural, es hasta dónde específicamente las fórmulas penales, tipos, figuras o delitos como se dan a conocer, engloban y contienen realmente todas, o en su mayoría, las conductas disvaliosas primordiales o básicas, y, por otro lado, cómo su reflejo, si no incluyen de igual modo situaciones que, cayendo bajo las previsiones de sus textos, aparecen con rasgos que hacen dudar al intérprete sobre su real carácter antisocial, desaprensivo, injusto y negativo, sin que para estos casos funcione tampoco alguna de las válvulas de escape que prevé el propio sistema (causales de justificación, excusas, etc.). En definitiva, la búsqueda de ciertas bases para un "derecho penal justo e ideal".