A lo largo de los años las fundaciones han contribuido constantemente con la sociedad, muchas veces supliendo la misma labor del Estado, amparando sectores necesitados –carenciados, niños de la calle, personas con enfermedades terminales, en los últimos tiempos personas que padecían violencia familiar, adicciones– y también han efectuado aportes a la conservación del patrimonio cultural, arquitectónico, que ayudan al sostenimiento de bibliotecas, o centros de estudios y/o investigaciones, fundaciones con fines políticos y, conforme a los orígenes de las mismas fundaciones, están aquellas que poseen fines religiosos. El espectro es tan grande como todos los rasgos de la humanidad.