En el curso del siglo XX el mundo se encaminó decididamente hacia la formación de agrupaciones regionales amplias que contribuyeron a dejar de lado algunas diferencias nacionales, evitar el enfrentamiento directo y a concentrarse en los beneficios de la cooperación. En todo el mundo, el último decenio de ese siglo se caracterizó por un considerable avance en el proceso de regionalización así como por una liberalización a gran escala del comercio de bienes y servicios. De manera simultánea el progresivo e intrínsecamente irregular proceso de globalización ha tenido una significativa repercusión en el fenómeno del regionalismo del hemisferio occidental, y aunque ha contribuido de modo positivo en la reforma del pensamiento en América del Norte, América Latina y la Cuenca del Caribe, todavía es mucho lo que queda por hacer.