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Los cultivos agrícolas se ven afectados en sus distintas etapas de desarrollo, por diferentes insectos plaga. En la Argentina, la mayoría de los cultivos extensivos como la soja (Glycine max L.), el maíz (Zea mays L.), el girasol (Helianthus annuus L.), y el algodón (Gossypium hirsutum L.) son atacados por lepidópteros. Para el caso de la soja, el cultivo más ampliamente distribuido en el país, el lepidóptero que se encuentra con mayor frecuencia alimentándose del mismo es Rachiplusia nu G. (Lepidoptera: Noctuidae) conocido como la “oruga medidora”. El manejo de éste y otros insectos plaga se realiza casi de forma exclusiva con productos insecticidas de síntesis química, los cuales generalmente perjudican a otros insectos benéficos que pueden contribuir a mantener sus poblaciones en bajos niveles de densidad. Además, el mal uso de estos insecticidas genera grandes problemas de resistencia. Para contrarrestar estos problemas, generalmente se recomienda realizar un Manejo Integrado de Plagas (MIP), concepto surgido en los años cincuenta, donde en complemento al uso de insecticidas químicos, se ponen en juego otros factores del medioambiente y herramientas a disposición del agricultor, como lo es el control biológico. En el campo del control biológico, los biopesticidas, particularmente los bioinsecticidas producidos en base a hongos entomopatógenos, han asumido un papel clave en el manejo de numerosas plagas de cultivos intensivos, donde el género Beauveria, es el hongo más importante. En los últimos años se desarrollan activamente técnicas de fermentación líquida para producir propágulos de Beauveria bassiana (Bals-Criv) Vuill. de forma de contribuir a la innovación de diferentes tipos de insumos y formas de aplicación para el agricultor. De este modo, la estrategia de combinar distintos microorganismos y sustancias es de gran importancia para el desarrollo comercial de biopesticidas y ofrece una amplia gama de opciones y procesos. El objetivo general del presente trabajo de tesis fue obtener un bioinsecticida, integrado por hongos entomopatógenos y diversos componentes, el cual pueda contribuir a un manejo sustentable de las plagas en el cultivo de soja. Por lo que se debió en primera instancia efectuar una prospección de insectos infectados con hongos entomopatógenos. En una segunda etapa se evaluó la capacidad de control de las diferentes cepas utilizadas contra el lepidóptero Rachiplusia nu. Finalmente, se llevó a cabo la producción en masa de conidios, donde se valoró cual era la combinación con mejor desempeño para ser utilizada en ensayos de campo, y posible candidata para su uso como biopesticida. De tal manera, se realizó una prospección en lotes de soja y maíz, en el período comprendido entre los meses de noviembre a marzo de los años 2015, 2016 y 2017, con una frecuencia quincenal. En dichos muestreos se observaron orugas del lepidóptero R. nu infectadas con el hongo Metarhizium rileyi (Farlow) Kepler S.A. Rehner & Humber, las cuales fueron depositados en el herbario del Instituto Spegazzini. Por otro lado, en diferentes muestras de suelo, se obtuvieron aislamientos de hongos entomopatógenos, los cuales se ubican taxonómicamente en el Phylum Ascomycota, Clase Sordariomycetes y Orden Hypocreales y fueron identificados taxonómicamente como B. bassiana. Se evaluó la patogenicidad de cuatro aislados de B. bassiana hallados en los muestreos, más nueve aislados provenientes de la Colección de Hongos Entomopatógenos del Instituto de Botánica “Carlos Spegazzini” (LPSc) mediante bioensayos. Para ello se seleccionaron los mejores cinco aislados, LPSc 1082, LPSc 1197, LPSc 1226, LPSc 1086 y LPSc 1098, con los cuales se realizaron diferentes combinaciones con sustancias y medios de fermentación, denominándose C1, C2, C3, C4 y C5, respectivamente. La siguiente fase consistió en seleccionar por medio de bioensayos las combinaciones que produjeron una mayor mortalidad de la plaga. Finalmente se seleccionaron las combinaciones C4 y C5 que, en condiciones de laboratorio, causaron 100 % y 97 % de mortalidad respectivamente en larvas de R. nu. En pruebas posteriores en condiciones de campo se obtuvieron como resultado valores de mortalidad del 82,4 % y 61,8 % respectivamente. Se concluye que los resultados obtenidos muestran un futuro promisorio en lo que respecta al control biológico de insectos plaga en cultivos extensivos mediante la utilización de formulados en base a hongos entomopatógenos.