Alves recepciona en La Hechicera (1997) al personaje mítico de Medea y lo traslada al espacio del Tucumán colonial durante la época de la Inquisición. Plasmada en un acontecimiento histórico regional, esta tragedia argentina enfatiza la marginalización de una india que padece la violencia por la pérdida del territorio usurpado por los hombres blancos en la Conquista y, además, padece la pérdida del territorio conformado por el lugar que ocupaba junto a su hombre. En consecuencia, la escisión de una frontera ubicada entre blancos conquistadores e indios subyugados habilita otras perspectivas que permiten catalogar la diferenciación particular entre cristianos y herejes, civilizados y bárbaros.