Los estudios sobre escamas de peces, o lepidología, como suele decir T. D. Cockerell, uno de sus más entusiastas defensores, han logrado una precisión tan grande que permite, por una parte, fiarse con seguridad de las deducciones hechas sobre formas conocidas, y por otra, saber desde un principio cuáles, son los datos que su estudio no puede dar. Como ejemplo de una y otra ventaja, pueden citarse: primero, las precisas determinaciones de cuáles son las generaciones anuales predominantes en ciertos peces muy comunes del Mar del Norte con la consiguiente posibilidad de prever sus respectivas proporciones en las crías y hasta los lugares en donde más abundantes serán en una época determinada; luego puede recordarse cómo, de los ensayos taxonómicos de Cockerell resulta que la sola escama típica, sin otros datos, permite llegar hasta una determinación genérica, pero no más, si se exceptúa alguna especie inconfundible, aislada.