El rol de la sociedad civil en la construcción de las políticas públicas es fundamental e imprescindible para la conformación de una sociedad más democrática, justa e igualitaria. Así lo demuestra la historia: funcionan como espacios propicios para debatir y proponer políticas públicas con valentía, haciendo frente muchas veces a poderosos intereses; como promotoras y defensoras de derechos; trabajando en la consolidación de valores como el bien común, la igualdad y la no discriminación, la solidaridad y la paz; siendo contestatarias ante situaciones de arbitrariedad e injusticia. En síntesis, han sido (son) un faro que ilumina, guía y marca el camino correcto y justo, a la sociedad, al mercado y a los gobiernos.