Durante el mes de noviembre y los primeros días de diciembre de 1919 visité una región sumamente interesante, al sur de la ciudad capital de aquella provincia andina. Con las facilidades que me ofrecieran mis amigos Ernesto Quirno y Juan Carlos Gallegos para que realizara una excursión arqueológica, me dirigí, primero, a Viluco, lugarejo próximo a Chilecito, pueblo del departamento de San Carlos, y sucesivamente a otros parajes comprendidos en las cuencas de varios ríos y arroyos cordilleranos que desaguan en el río Tunuyán. Los resultados de mi excursión fueron satisfactorios, máxime, cuando. por entonces, muy contados eran los datos fidedignos como los restos auténticos de diversa naturaleza que permitían decir algo sobre el carácter y la antigüedad probable de la cultura o culturas indígenas de aquella zona, comprendida en la amplia región occidental de nuestro país, y sus relaciones mediatas e inmediatas con otros pueblos y culturas.