Todos sabemos lo que eran los indígenas de Méjico, de Centro América, de la región andina desde Panamá hasta los límites australes de la cultura dicha del Perú: nadie se atrevería a negar que su mentalidad podría llegar hasta donde alcanza la de las gentes del Viejo Mundo en sus finalidades. La conquista y todas sus consecuencias alteraron el curso de la evolución indígena, y cuatrocientos años de sujeción al dominio más o menos duro de la raza invasora, no podía menos que atrofiar todas las facultades mentales y morales de los sometidos: así los Indios eran morales entre sí, pero inmorales, hasta perversos, para con sus opresores, porque eran víctimas, muchas veces, de toda clase de injusticias, y veían que los llamados cristianos no se perdonaban ni siquiera los unos a los otros, cuando ellos, los Indios entre sí, se respetaban con todos los puntillos del más cumplido caballero castellano