A fines de 1925 fué descubierto en la Argentina el gorgojo que destruye nuestros eucaliptos y poco tiempo después se publicó, sobre la biología de este insecto, un artículo mío que fué remitido a los centros científicos de Europa. El no haber demorado la publicación de aquel artículo, que trataba un tema completamente nuevo de la entomología argentina, me ha permitido obtener con cierta celeridad, dada la distancia que nos separa, algunas informaciones utilísimas, sobre hechos similares, aunque, no idénticos, ocasionados por otro gorgojo en los eucaliptos importados a Sud África y plantados en grandes extensiones de sus dilatados territorios.