El año lectivo 2020 fue inaugurado con un evento sin antecedentes: una pandemia mundial, la reedición del paradigma del miedo en relación con los cuidados y la salud, una amenaza externa, real, que se interiorizó en nuestras prácticas transformándolo todo. Las aulas se vaciaron, aunque el trabajo docente se triplicó. Nos alejamos físicamente, pero, como nunca antes, nos metimos en la cotidianeidad desde la virtualidad: las cámaras prendidas vs. las cámaras apagadas, los micrófonos “muteados” y las conexiones inestables nos arrojaron a la necesidad imperiosa de producir sentidos sobre lo que vivimos.
Como docentes, estos sentidos vinieron a poner de relieve una realidad que, para nuestra profesión, permanece oculta a la vista de una gran mayoría: la relación indisociable entre cuerpo-placer-aprendizaje. Casi dos años fueron escenario suficiente para experimentar la pregunta sobre cuáles son las posturas en que deben estar los cuerpos que aprenden, así como para alimentar nuevamente la inquietud sobre la relevancia del contenido en relación al proceso de elaboración del mismo.
En ese contexto, el contenido -y sólo el contenido- nuevamente fue señalado en su injusto protagonismo para reforzar la centralidad de los vínculos dentro del contrato pedagógico. La Educación Sexual Integral nos da herramientas para pensar este nuevo escenario, en torno a un episodio que irrumpe y nos remite de forma directa al eje del cuidado del cuerpo y la salud. La pandemia trajo consigo conductas, protocolos, instrucciones y nuevas dimensiones sobre los espacios y los cuerpos:
¿Cuáles son los contactos “estrechos”? ¿Cómo se “usan” los cuerpos en este nuevo escenario? ¿Cómo se cuida? ¿Quién (nos) cuida?.
Es un momento ideal para abrirnos a la pregunta en torno a los mecanismos que, como docentes, podemos construir para lograr ese cometido sin recaer en un paradigma que, desde la ESI, ha sido advertido y acusado en sus limitaciones. ¿Cómo pensar en las políticas del cuidado de la salud y el cuerpo desafiando el lugar nuclear de las causas y las consecuencias? ¿Qué pasa con el miedo? (Cochero, 2020). A lo largo del desarrollo de los encuentros con docentes de los colegios de la UNLP, en el marco de un curso virtual denominado “Cuidados y cuerpos sexuados en la escuela”, tuvimos oportunidad de poner a dialogar estas preguntas, para articular la noción de sexualidad con los cuidados de los cuerpos y el escenario escolar, no sólo como un intento teórico de encontrar orientación, sino como un ejercicio práctico donde las experiencias fueron protagonistas.