La dermatofitosis o “tiña” es una enfermedad infecciosa cutánea y restringida a la capa córnea de la piel debido a la incapacidad de los hongos de penetrar en tejidos más profundos u órganos de los huéspedes. Si bien generan lesiones superficiales y con escasas complicaciones, en general, en medicina humana, se la incluye dentro del grupo de “enfermedades discapacitantes” por el disconfort que genera en los pacientes afectados cuando se manifiesta en regiones visibles del cuerpo.
Los dermatofitos son hongos filamentosos que enferman al hombre y a los animales, se pueden agrupar según su ambiente ecológico en antropófilos (mayormente asociados al hombre), geófilos (mayormente asociados al suelo), zoófilos (mayormente asociados a los animales). (Molina de Diego, 2011) Las reacciones a una infección por dermatofitos pueden variar de leves a severas como consecuencia de las reacciones del huésped a los productos metabólicos del hongo, de la virulencia de la cepa infectante, de la localización anatómica de la infección y de factores ambientales locales.
Los dermatofitos zoofilicos y geofilicos en general tienden a producir lesiones de forma más inflamatoria que los antropofilicos. Más aún, se ha demostrado que este último grupo de dermatofitos tienen más probabilidades de resolver espontáneamente. (Witzman y Summerbell, 1995).
Las tiñas son además, consideradas zoonosis relacionadas principalmente con la tenencia de mascotas, por lo que afectaría principalmente a niños por el estrecho contacto entre ellos.
En humanos se estima que en las últimas décadas las micosis cutáneas afectan a más del 25 % de la población mundial.