Ceratopogonidae (Diptera) es una familia perteneciente al infraorden Culicomorpha, que exhibe una gran diversidad. Los estados inmaduros habitan ambientes acuáticos y semiacuáticos de todas las regiones biogeográficas del Mundo (aunque algunos Forcipomyia pueden ser considerados “semiterrestres”), mientras que las hembras adultas de cuatro géneros tienen hábitos hematófagos.
En general, y particularmente las formas hematófagas, pueden distinguirse de las familias afines del infraorden por la combinación de los siguientes caracteres: adultos con aparato bucal picador suctor con seis estiletes robustos; tórax robusto, metanoto sin surco longitudinal; alas membranosas, transparentes, mantenidas superpuestas sobre el dorso en reposo, ligeramente oscurecidas u ofreciendo un diseño determinado por áreas claras y oscuras, presencia de dos celdas radiales), nervadura mediana bifurcada; patas largas y delgadas; larvas acuáticas vermiformes, apnéusticas; pupas obtectas con cefalotórax con cuernos respiratorios y abdomen con segmentación evidente.
Las formas hematófagas, y en particular algunas especies del género Culicoides, actúan como vectores de importantes patógenos, entre los cuales se cuentan virus que producen enfermedades en el hombre (v. gr., virus Oropouche) y otros vertebrados (v. gr., virus de la lengua azul del ganado).
Se conocen algo más de 6200 especies vivientes en el planeta (con alrededor de 300 especies fósiles) (Borkent y Dominiak, 2020), de las cuales 330 están presentes en la Argentina. En la Argentina, las formas hematófagas son conocidas vulgarmente como “jejenes” (mote que comparten con los Simuliidae), “mbarigüi-mini”, o “polvorines”, “maruim” en Brasil, “manta blanca” en Perú, “purrujas” en Costa Rica y “chaquistes” en Mexico, mientras que en los países de habla inglesa se los conoce como “biting midges”, “punkies” o “no see ums”.