El diálogo de las producciones culturales de consumo masivo, tanto entre ellas como con el público receptor, encuentra en sus manifestaciones japonesas un campo de desarrollo destacable. Especificidad que se torna aún más profunda cuando las obras hacen referencia, dentro de la diégesis, a rasgos que no pertenecen al continuum cultural insular. Por ello, en más de una oportunidad, resulta necesario que semejantes elementos sean adaptados insertando elementos de clara raigambre nipona para que sea más fácilmente asimilable por los receptores. Ahora bien, el caso que plantea el multimedio Saint Seiya demuestra un abanico de signos que demuestran que la influencia de textualidades pertenecientes a la historia de Extremo Oriente resulta mucho más significativa que aquella proveniente de las antiguas póleis griegas, como cabría esperar si se tiene en cuenta el desenvolvimiento de la trama. Creemos, e intentaremos demostrarlo a lo largo del presente trabajo, que las figuras de Shion y Dohko, caballeros de Aries y de Libra en el pasado de la historia propuesta, serán los personajes a través de los cuales se canalizará este sustrato, de la misma forma que el ambiente filosófico-religioso de la tierra del Sol Naciente recibió tanto el pensamiento confuciano como la doctrina de Buda. Colocar a estos dos caracteres como centro de las lógicas ético-morales que mueven al resto de los implicados que en la Guerra Santa se sitúan del lado de Atena, entendemos, ayudará a justificar, sobre todo, determinados comportamientos y resoluciones que, ante todo, se revelan como deudores de aquellas dos corrientes religiosas antes que de los imperativos marciales característicos de la Grecia antigua. Aspectos que serán abordados únicamente de manera tangencial y dependerán de la similitud que existe, subrepticiamente, entre ella y aspectos puntuales del quehacer guerrero nipón para que sean entendidos como pertenecientes a una tradición de cuño indoeuropeo.