El siguiente trabajo se presenta como un ensayo, un marco para pensar en voz alta, en voz escrita, sobre la propia experiencia en el campo de la pedagogía teatral, situado y atravesado por el contexto pandémico de distancias y aislamientos. Un ensayo sin conclusiones pomposas, ni supuestos basados en la enumeración y repetición de fórmulas y neologismos cristalizados y forjados en burbujas academicistas. Es, por el contrario, un ensayo del rechazo, de la toma de posición y apropiación de herramientas y herencias, para realizar un acto de afirmación (Derridá, 2014). Un acto que parte de elementos que hoy en día considero fundamentales en el trabajo pedagógico propio y me han llevado a definirme como un pedagogo teórico-práctico, en la búsqueda de un circuito de diálogos, tensiones y fricciones entre teoría y práctica que generen la sinergia necesaria para dar movimiento y profundidad a una clase.