Como bien señaló el historiador E. P. Thompson, la modernidad trajo consigo la división entre «ocio» y «trabajo», separando el ámbito doméstico del laboral a partir de la creación de talleres, fábricas y otros sitios ubicados en las ciudades, a los cuales se asistía en horarios específicos, y donde incluso las pausas para comer se encontraban administradas y reglamentadas. En el último tiempo, sin embargo, esta tendencia se revirtió. Especialmente a partir de la pandemia, asistimos a una «re-unificación» de estos ámbitos bajo la modalidad de Home Office, y resulta normal que cualquiera de nosotros se despierte, desayune y luego, a los pocos minutos y sin salir de su habitación, se conecte a un meeting empresarial, a una clase virtual de la universidad o incluso a una sesión de meditación guiada. De hecho, las oficinas de grandes empresas de IT (tecnologías de la información) como Globant y Accenture se encuentran en su mayoría vacías debido a que gran parte del personal opta por trabajar remotamente, y no son pocos los medios digitales que advierten sobre el fenómeno de un microcentro porteño desolado y degradado por el abandono de los grandes edificios. Por otro lado, muchas empresas de tecnología han comenzado a utilizar ya el Metaverso, la propuesta del creador de Facebook para interactuar con un avatar desde el mundo virtual.
Ahora bien, Severance (2022), cuyo director es el célebre Ben Stiller es, por así decirlo, una combinación de ambas tendencias. Por un lado fantasea con la separación absoluta entre ocio trabajo y, por el otro, lleva al extremo la idea del Metaverso, incorporando además la mayoría de las tendencias actuales presentes en grandes empresas de tecnología y outsourcing. Los protagonistas de la serie son empleados en la empresa «Lumen Industries», la cual reporta beneficios incomparables a quienes trabajan allí. Sin embargo, la condición para ingresar es bastante particular. Cada empleado debe someterse voluntariamente a un procedimiento quirúrgico y permitir que le sea implantado un chip en el cerebro que separa su vida personal y laboral de forma permanente, y además irreversible.