En 1931 el sello editorial Piper Verlag de la ciudad de München (Múnich) comenzó a editar una serie de siete pequeños manuales con el título Was nicht im Wörterbuch steht (lo que no se encuentra en el diccionario). Junto con un glosario con los términos cotidianos de cada dialecto, los autores encargados de los respectivos números buscaron recuperar desde distintas aristas las variaciones lingüísticas y tramas culturales englobadas en el Plattdeutsch, Berlinerisch, Bayerisch, Schlesisch, Wienerisch, Sächsisch y Schwäbisch. Así, la descripción de las características geográficas, la gastronomía regional, los elementos simbólicos –como el primer semáforo en Postdamer Platz en la ciudad de Berlín-, hicieron de estos artefactos textuales guías para el uso cotidiano en distintas ciudades y regiones germanoparlantes.
Hace unos meses encontré un pequeño diccionario español- alemán. Este, a diferencia de cualquier otra empresa lingüística, tiene su objeto no tanto en la especificidad y evolución de un vocablo en el devenir de los siglos. Por el contrario, y en tanto textualidad en clara afinidad a esta última empresa editorial durante la República de Weimar, encuentra su funcionalidad en aprender el uso cotidiano del castellano rioplatense propio de la ciudad de Buenos Aires en la década del cuarenta. Capital de un país que supo albergar aproximadamente 300.000 germano parlantes al inicio de la Segunda Guerra Mundial y que, entre 1933-1945 recibió alrededor de 40.000 migrantes forzados del régimen nacionalsocialista.