La toma de decisiones político-económicas en materia ambiental, debe apoyarse en el conocimiento científico, pues los hechos científicos y la evidencia, constituyen una guía para la acción de restauración de equilibrios dinámicos en los ecosistemas dominados por el hombre. Se requiere instrumentar políticas ambientales, cuyas acciones de reparación ecológica satisfagan los requerimientos inherentes al sistema sobre el que actúan, con el mínimo insumo energético, basado en criterios de optimización de la exergía como fracción de la energía aportada al sistema que se transforma en trabajo útil.
El tratamiento sistémico de problemas ambientales, se ilustra en este artículo, proponiendo un conjunto de elementos conceptuales y metodológicos, propios de la Teoría de la Complejidad, orientados a fundamentar un manejo ecológico de generación activa de estrategias encaminadas a lograr que el sistema funcione de manera sustentable.