Como estudiantes del Profesorado en Comunicación Social de la Facultad de Periodismo de la UNLP, y gracias al soplo de diversas voluntades, logramos realizar una práctica docente en la Cárcel de Mujeres nº 33 de Los Hornos. Una vez por semana, entre los meses de octubre y noviembre de 2011 y durante el transcurso de seis encuentros, realizamos un taller que fusionó la comunicación y el arte teniendo como disciplina articuladora a la literatura y sus distintos formatos. El espacio tuvo como finalidad propiciar momentos de escucha y debate en torno a los textos seleccionados, así como también la producción de manuscritos. De acuerdo con lecturas previas sobre los aspectos que cobra la educación en contextos de encierro y en sintonía con nuestra propuesta pedagógica, consideramos que allí se está ante un individuo despersonalizado, sin sentimientos de armonía y pertenencia, que sucumbe ante el peso de la institución. Es por eso que apelamos a una instancia relacional de los encuentros que posibilite un reconocimiento individual proveniente del trabajo colectivo. A través de las propuestas didácticas y de la apropiación de los textos, aspiramos a crear un espacio de libertad que permitiese reconstituir las identidades de las integrantes.