En una encuesta realizada hace unos años en un Jardín de Infantes se les preguntó a los alumnos qué propondrían ellos si se les dejaba elegir los temas de la enseñanza. Una de las respuestas fue ''trepar árboles". ¿Y qué enseñarías?, preguntó la maestra al encuestado. A no tener miedo -respondió el niño.
Esa respuesta vino a mi cabeza muchas veces cuando volvía a cruzarme con las dificultades que se plantean en la enseñanza de producción de textos en los diferentes niveles educativos. Dificultades que comienzan en la escuela primaria, recrudecen en la secundaria y se hacen patentes en la universidad.
Mientras en los anaqueles de la librerías es cada vez mayor la oferta de libros con nuevas metodologías y didácticas para la enseñanza de la producción escrita y los maestros y profesores se encuentran preocupados por conseguir las recetas que abundan, al confrontar los resultados deseados con los obtenidos, no se termina de revetir una sensación de impotencia.
Haciendo una reseña histórica de los métodos utilizados en la enseñanza de la lengua en la escuela, es posible empezar a desbrozar algunas posibles razones que permiten abrir nuevas miradas sobre el tema.