El proyecto de investigación Recorrido por la forma urbana, cuyo desarrollo fue sintetizado en el año 2001, estuvo orientado a establecer un conjunto de acciones que indujeran a modificar la inacción que resulta por parte de la población del desconocimiento (en ocasiones falso conocimiento) del lugar que habita (sus características físicas, culturales, historia, tradición, economía) partiendo de la premisa de que sólo se quiere y defiende aquello que se conoce. Persuadidos acerca del conocimiento previo que requiere toda disposición ulterior comprometida y transformadora, planteamos, entonces, el trabajo como metodología aplicable a otras ciudades con diferentes o similares problemáticas, tanto desde la educación formal cuanto informal.
La población a que estuvo destinada es aquella en edad preescolar y escolar, proponiendo incorporar a la currícula educativa nociones orientadas al reconocimiento del lugar que habita, en la hipótesis que aquellas nociones que contribuyen a la formación del individuo en sus primeros años de vida son las que se manifiestan más sólida y comprometidamente en su etapa adulta.
De este modo, se propuso a "la ciudad” como eje estructurante de las diversas áreas del conocimiento que componían los contenidos curriculares de la Ley Federal de Educación entonces vigente. Así, se concibió la investigación como una construcción que surgiría de la interrelación entre docentes, alumnos y equipo de investigación, integrando una batería de técnicas orientadas por un método cuyo principal objetivo fue transformar la realidad conociéndola, lo que nos permitiría -atentos a que la hipótesis sólo podría ser validada a través de un proceso histórico, compuesto por transformaciones permanentes y superadoras- obtener una progresiva verificación de la hipótesis, tomando conciencia de sus límites y posibilidades.
Podemos acceder al conocimiento de ciertas características de una sociedad que son independientes de nuestra voluntad individual, pero la socialización de este conocimiento -aquí, a través de un proceso formativo institucional- favorece una toma de conciencia que es el paso inicial para la transformación colectiva. Si descubrimos los vínculos sociales dominantes; cómo afecta la fenomenología nuestra calidad de vida, qué papel desempeña en la transformación de los espacios públicos, y éstos, en la producción de la identidad de cada ser humano y del colectivo social que integramos, podremos comenzar a emprender los cambios necesarios, ejerciendo el derecho a la ciudad.