Cuando se ha registrado un terremoto, la tarea más interesante y más urgente es la determinación del epicentro correspondiente. Si el fenómeno ha sido de alguna importancia, los corresponsales de los diarios concurren al Observatorio, o llaman por teléfono, deseosos de recibir informes amplios sobre el origen del movimiento, de manera que la primera determinación del epicentro debe efectuarse con bastante rapidez. Además, varios de los métodos exactos para el cálculo definitivo del epicentro ya suponen el conocimiento de su posición aproximada, que puede hallarse rápidamente con los instrumentos que voy a describir en estas páginas.
Según los datos de observación disponibles, pueden distinguirse tres caminos para la primera determinación del epicentro
1° Dados el azimut A y la distancia ∆ del epicentro observados en una sola estación;
2° Dadas las distancias ∆₁ y ∆₂ de dos estaciones;
3° Dadas las horas P₁, P₂ y P₃ de la primera fase observada en tres estaciones.
En muchos casos se publican los valores de ∆ y P en los informes telegráficos de los diarios, de modo que, muy a menudo, estos datos pueden utilizarse para determinar o, por lo menos, para verificar la posición del epicentro. En el primer caso nos sirve el Globo local para facilitar el trabajo, en el segundo y tercero la Armilla sísmica.