El cuento relata como la abuela cambia de pensamiento respecto a los cuerpos y los géneros, aceptar la diversidad de personas a traves de la aceptación de los colores. La abuela se juntaba a tejer con sus amigas para los bebes recien nacidos, pero solo utilizaban colores rosa y celeste, hasta que su nieta le cuenta lo que hablaron en la escuela, y decide ir a una psicóloga para entender que los colores no tienen genero, y que cada uno es dueño de su cuerpo.