A través de la narración de una figura misteriosa, nos adentramos en el teatro Nosgoth, en el cual transcurre una obra en el escenario, pero una situación más siniestra detrás de escena. Son antiguos y numerosos los reportes sobre las desapariciones ocurridas en este lugar y los rumores de gritos angustiosos que se escuchan en los pasillos. Aún así, las personas son atraídas a caudales a este teatro, como polillas al fuego. Los gritos de agonía de una pobre victima huyendo por su vida, son ahogados por las reacciones de asombro, carcajadas y terror, que la obra y los artistas provocan en los espectadores, pues como el narrador nos describe, los escenógrafos siempre le dan color, profundidad y realismo a cada historia que se cuenta desde el escenario, así como los actores y las actrices se desempeñan en representar su papel a la perfección. Este papel no solo incluye actuar en cada obra, si no que son los responsables de atraer a este ganado, directo al matadero. Entre pasillos, peines y cortinas, huye la presa moribunda, puesto que ha sido destripada por el monstruo y narrador de la historia, un ser despiadado e insaciable que se topó con el teatro hace décadas, y se adentró en este espacio artístico, corrompiéndolo poco a poco, hasta convertirlo en su hogar, santuario y campo de cacería. Habiendo alcanzado a su presa, la lanza hacia la oscuridad, encontrando en esta, una tenue luz de velas, que iluminan el santuario de calaveras de la bestia, adivinando certeramente que este será lecho de su muerte. Lo ultimo que ve antes de su violenta partida le provoca un profundo terror primitivo Son las caras sonrientes de los actores de la obra, con los ojos brillando naranja como si no fuesen humanos, lo cual no es alejado de la verdad, ya que son meras herramientas del cazador. Este se abalanza a consumir a su presa sin perder más teimpo, salpicando la sangre de su comida, sobre sus marionetas. Este carnicero tiene su propio papel que cumplir, como utilero y conserje de su hogar, el cual mantiene limpio, prolijo, y abierto al público, el cual recibe cada noche, para una nueva función, y una nueva cacería.