Todos los jueves, mamá me llevaba a la casa de la Tía Marta a tomar el té con masitas. A mi no me gustaba el té, no me gustaban las masitas finas, y no me gustaba la Tía Marta. Pero todos los jueves veía a Paula.Hasta que un día, no vino más. La busqué todos los jueves, nunca más apareció.Pasaron muchos años, pero nunca pude olvidar a Paula. Ahora la recuerdo como se recuerdan los recuerdos, solo el capricho volátil de la memoria.