Colombia históricamente ha tenido una política exterior anticuada e inoperante para responder a situaciones que requieren de un proyecto de Estado con una política exterior consolidada. Su posición ante el exterior siempre se ha demostrado como reactiva, esto podría deberse, por un lado, a la tradición política de establecer alianzas dependientes con Estados Unidos, como también por la limitada aplicabilidad que ha tenido esa política bajo gobiernos tradicionales.
El desarrollo de una política exterior colombiana pasa por la formulación de una política de Estado con alineamientos transversales que contengan objetivos a corto, mediano y largo plazo con el exterior. Si bien los gobiernos de turno también tiene la responsabilidad de formalizar su proyecto nacional acorde a lo internacional dándole cierta dirección constante, se hace necesario un política de Estado formal que en realidad responda a las necesidades internas y al contexto internacional que trascienden de un gobierno de turno.
Por lo anterior y, teniendo en cuenta la estrecha relación que determinaron los últimos gobiernos entre política exterior y conflicto armado interno, puedo decir que no es aventurado asegurar que Colombia se encuentra en la necesidad del darle una solución negociada a este problema de manera urgente para poder avanzar finalmente en la construcción de una política exterior de Estado que permita avanzar en la consolidación y construcción de bloques integracionistas regionales.