El órgano diario de difusión del Partido Socialista fundado por Juan B. Justo, La Vanguardia, sigue las alternativas de la Guerra Civil Española con abundante información que ocupa gran parte de la primera plana durante los casi mil días que duró la lucha. Son muy pocas las ocasiones en las que las noticias nacionales desplazan a las que se refieren a lo que acontece en España. Inclusive, la situación española tiene, muchas veces, un espacio en alguna página interior y en la contratapa. Esto demuestra, considerando que el diario cuenta con ocho páginas los días de semana y diez los domingos, la importancia otorgada al tema en cuestión.
La identificación ideológica con el Frente Republicano, que gobernaba España y que sufre el levantamiento del General Franco, lleva a los redactores de La Vanguardia a adoptar una postura de inclaudicable solidaridad con el gobierno legítimo y de explícita condena a los que llama "rebeldes*. La adhesión a la causa republicana llega a hacerse bien concreta con las campañas pro ayuda a la España republicana difundidas reiteradamente por el diario socialista consistentes en recaudar dinero a través de festivales, pic-nics y asados a los que deberían concurrir los trabajadores argentinos para colaborar con el gobierno español.
Pero más allá de estas cuestiones no exentas de importancia, nos interesa aquí reflejar lo que puede considerarse un “exagerado optimismo", una "acción sicológica" para infundir ánimos a los simpatizantes nativos de estas tierras para que colaboren con la República -¿desde algunas monedas al enrolamiento en las Brigadas Internacionales?-, un "¡nocente contagio* de la prensa republicana española o la "negativa maniquea" para reconocer y asimilar la realidad de los que están convencidos de que una causa tan noble y tan justa como la republicana no puede ser derrotada por los agentes del mal personificados en el "fascismo” de Franco, Hitler, Mussolini y Oliveira Salazar. Dejando de lado estas especulaciones interpretativas, nos concentraremos en lo que denominamos -no sin arbitrariedad- como una actitud “triunfalista" de La Vanguardia al tratar la situación española.