El Taller de Ingreso a la Carrera de la Licenciatura de Enfermería, en la instancia de ingreso a la universidad, plantea una innovación para la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) ya que representa un cambio institucional. Esta propuesta está ligada a una perspectiva de mejora en la calidad educativa (uso de métodos, estrategias, recursos didácticos, modos de organización grupal, entre otros aspectos), tiene un componente intencional que la asocia a un objetivo y meta previamente estipulados y se propone como duradera, con un alto índice de utilización. Siguiendo el texto de Zabala, sobre “La innovación en la enseñanza universitaria”, en la que el autor propone una organización a los fines de analizar y reflexionar sobre las innovaciones: “aquellas que se orientan a pensar los contenidos, las que se preocupan por las modalidades y las que alteran e impactan sobre los ámbitos de intervención” (Zabalza, 2004, pág. 123); continua diciendo Zabalza y Zabalza (2012), esta clase de experiencia en la universidad se clasifica como una innovación que afecta al currículum, a la organización del estudiantado, a sus relaciones interpersonales; afecta tanto en forma individual como grupal.
Al momento de postular la propuesta, hay una toma de conciencia de que la innovación produce ciertas resistencias, asociadas al esfuerzo suplementario que exigen, la falta de tiempo, el trabajo docente muy individualizado, la escasez de medios y recursos, y la falta de visibilidad de sus ventajas. Por ello, se plantea como necesario crear una cultura de la innovación, que desarrolle un clima propicio y se fundamente en un estilo de comunicación y flujo de la información entre todos los interesados.
Cita de Fernández Lamarra en relación a lo que otros autores refieren, que “En este sentido, las prácticas que favorecen este cometido se centran en el hecho de dar visibilidad a la innovación, fomentar el feedback entre pares, lograr accesibilidad a la información y construir una alta confianza con el personal implicado” (Fernández Lamarra y otros, 2015, pág. 37)
En esta línea de pensamiento, Fernández Lamarra et al. (2015) propone que la innovación tiene un potencial de provocación en tanto que cuestiona lo nuclear de la institución. En esos casos, sin duda, podrá incluirse en una corriente instituyente o quedar aislada, pero, en cualquier caso, su destino se enlazará a las vicisitudes de la dinámica de protección de lo instituido/promoción de lo instituyente. En la Educación Superior, la creatividad puede estar aplicada tanto a los procesos pedagógicos como al desarrollo institucional, lo cual obviamente se refleja también en cambios curriculares.
El surgimiento de la UNDAV en el contexto de integración latinoamericana allá por el año 2009, ha puesto en relieve la necesidad de promover el concepto de formación de los y las estudiantes con improntas identitarias y culturales comprometidas con la comunidad. Una de las características que distingue al estudiantado, es el altísimo porcentaje de estudiantes de primera generación universitaria en sus familias. Según el informe presentado en 2016 por el Rector de la UNDAV, Ing Jorge Calzoni, corresponde al 84% (porcentaje que aún hoy se mantiene). Esto puede generar resistencias ya que no existen familiarmente experiencias previas de aprendizajes a nivel universitario, generando, en oportunidades, deserciones, confirmando que el abandono de la Educación Superior esté asociado al entorno educativo de los y las estudiantes (Ezcurra, 2011). Siguiendo esta línea de pensamiento, la preparación para los estudios universitarios está fuertemente ligada al estatus socioeconómico; en otros términos, sigue patrones de clase y conlleva una desigualdad intensa (Ezcurra, 2011). Esta situación coloca a la universidad, como institución, en el papel de reparación histórica de insuficiencias o ausencias de propuestas formativas integradoras, en el nivel superior.