El Internet of Things involucra un conjunto heterogéneo de tecnologías, posee diferentes ámbitos de aplicación y un gran número de riesgos asociados. Es por ello que se debe analizar minuciosamente cada componente de las soluciones a crear. Un componente esencial a tener en cuenta son las personas. Estas interactúan con el sistema, a veces de forma voluntaria y otras, desconociendo su presencia.
Diferentes regiones geopolíticas han llevado adelante legislaciones de diferentes características, con el fin de proteger a las personas frente a vulneraciones de su privacidad, o a los posibles riesgos de seguridad físicos asociados a la interacción con soluciones tecnológicas, sea que estas involucren IoT o que no lo hagan. Un sistema de IoT Industrial posee diferentes riesgos y legislaciones a los que posee un sistema hogareño para el control de electrodomésticos, o una red de producción y distribución eléctrica inteligente.
No obstante, los riesgos van más allá de su relación con las personas. Están también relacionados con el negocio, y la posibilidad de que se detenga el funcionamiento del sistema, o que se tomen decisiones incorrectas a partir de la captura de datos erróneos.
Este artículo pretende presentar el estado del arte del IoT y abordar algunos de sus desafíos más importantes en la actualidad.