En la introducción a su libro, Diego Fernández da cuenta de la importancia del romanticismo para el pensamiento de Walter Benjamin. Al margen de las discusiones sobre la rigurosidad filológica de los conceptos expuestos por el autor berlinés, se muestra en sus textos sobre los pensadores de Jena1 la afinidad del temprano romanticismo con variantes del pensamiento contemporáneo. En este sentido, aclara Fernández, la disertación doctoral presentada por Benjamin en 1919 y titulada El concepto de crítica de arte en el romanticismo alemán constituye un caso único en el panorama intelectual de principios del siglo XX, ya que recupera el pensamiento del Círculo de Jena del olvido en el que había caído.
A lo largo de tres capítulos Fernández analiza cómo la Disertación es menos una reconstrucción filológica de esos textos que un intento de hacer aparecer una potencia de actualización de los mismos, a partir de la movilización de fuerzas atávicas depositadas en los objetos menos visibles, ajenos al régimen de la presencia, como si del Odradek de Franz Kafka se tratara. Sin embargo, el autor resalta la limitación del romanticismo para el proyecto de Benjamin de aquellos años: la formulación de un concepto radical de crítica de arte [Kunstkritik], lo que lo conducirá al estudio del poeta Friedrich Hölderlin y a las particularidades de su obra.