Las técnicas de cultivo sin suelo (CSS) se desarrollaron y promocionaron como una actividad de interés en los invernaderos. La horticultura intensiva se ha incrementado de una manera excepcional en los últimos 40 años. En la década del 80, los cultivos en invernaderos (cultivos bajo cubiertas plásticas, con estructuras de madera) comienzan a tener presencia importante en la región del cinturón hortícola de La Plata, con diversas experiencias, que ofrecieron resultados muy positivos y que movilizaron al sector hortícola de la región. Sobre esta base, la evolución del sector hortícola, no solo modificó la fisonomía de la región, sino que además produjo un cambio social, debido al cambio en la calidad y cantidad de mano de obra para esta nueva situación. En la actualidad, la superficie mundial de cultivos sin suelo bajo diferentes tipos de coberturas, alcanza las 40.000 hectáreas. Holanda es el país con mayor superficie cubierta dispone, con aproximadamente 5.000 hectáreas, España con 2.500, Bélgica y el Reino Unido poseen 2.000, Japón 1.500, al igual que China, Francia 1.000, Israel 750, Canadá 500, Estados Unidos 250 hectáreas. El cultivo de las distintas especies cultivadas puede llevarse a cabo en muy diferentes condiciones. Las variaciones estarán determinadas por la especie, el cultivar, (la genética del material a multiplicar) y las condiciones del medio. Las plantas cultivadas sin suelo se dividen en dos categorías: aquellas cultivadas en agua (hidroponía) por ejemplo balsas o técnica del film nutritivo (NFT) y el cultivo en sustrato por ejemplo turba, fibra de coco, vermiculita, perlita, arena o lana de roca. El cultivo intensivo está sujeto a cambios permanentes orientados a mejorar la cantidad y calidad de las cosechas, esto se consigue mediante la incorporación de equipos que permiten incrementar el control sobre el crecimiento y desarrollo de los cultivos. La protección del ambiente y la conservación de los recursos naturales conducen hacia el aumento de la eficiencia hídrica del cultivo intensivo en el invernadero. Esto debe abordarse en forma integral desde el conocimiento de las necesidades del cultivo, el control de los factores ambientales hasta niveles que no conduzcan a una reducción de los rendimientos ni de la calidad de la producción.