En 1954, cerca del final del segundo gobierno de Perón, se realizó en San Miguel de Tucumán el Primer Congreso Argentino de Psicología, a instancias de un pequeño grupo de personas que, de diversas maneras, aplicaban la psicología en el campo de la educación. Este congreso fue la culminación de una década durante la cual la psicología había ganado terreno en el país básicamente a partir de la utilización de los tests psicométricos y proyectivos en instituciones estatales vinculadas principalmente a la educación y a la orientación profesional. Si bien la disciplina no contaba con figuras que sobresalieran por sus desarrollos teóricos, como a principios de siglo, sus múltiples aplicaciones la habían difundido en el plano institucional a partir de la creación de institutos y carreras menores de psicología, que comenzaban a pugnar por un mayor reconocimiento oficial. Reconocemos que las carreras de psicología en Argentina nacieron en la década del ‘50 y en universidades públicas, en tiempos de renovación social, cultural y educativa, favorables para la emergencia de nuevas profesiones. No surgieron de un día para el otro, ni por obra de magia, sino que fueron el resultado de una decisión colectiva tal cual figura en las Actas del Primer Congreso de Psicología en nuestro país. La época fue de grandes transformaciones para la Argentina que determinaron las características fundamentales del país para las décadas siguientes, no sólo en lo económico y en lo político sino también en lo cultural, en lo ideológico y social. En este marco es destacable el carácter oficial de este primer congreso, no sólo porque fue organizado por una institución estatal sino porque la Psicología podría contribuir a una planificación racional de la actividad del estado. La transformación social y cultural que se produjo a partir de la segunda mitad de los ’50, luego de la caída del peronismo, implicó renovaciones de la formación universitaria. Las ciencias sociales pasaron a primer plano, y la psicología fue incorporada a los currículos junto a otras disciplinas como la sociología y la antropología. Así, para 1959 ya había en el país seis carreras mayores de psicología en universidades estatales tal como lo determinó la resolución del 1° Congreso para “construir profesionales de la psicología argentina propios”. (Actas de 1° Congreso Argentino de Psicología, 1952/ 1955, p. 6) De esta manera, veremos que la creación de las carreras de Psicología en la Argentina genera un fuerte desafío y un gran interrogante en torno a la conformación de la identidad profesional de la Psicología y la disputa por el ejercicio de la psicoterapia y el psicoanálisis en nuestro país. Por lo cual también resulta interesante plantear la implicancia en nuestra identidad profesional que tuvieron las consecuencias de la legislación nacional del momento, a partir del análisis de la “Ley Carrillo” como también lo propuesto en las actas del Primer Congreso Argentino. Este análisis apuntará a contribuir al exámen de los dilemas y los desafíos de las prácticas de la psicología, frente a las políticas y discursos hegemónicos en determinados momentos.