La irrupción de la pandemia como condición operante social y cultural, no ha sido ajena al ámbito educativo y ha dado como resultado el crecimiento y la expansión informal de recursos y estrategias para dar respuesta a la actividad académica.
Este crecimiento exponencial marcado por la virtualización y digitalización del proceso de enseñanza y aprendizaje, representó una oportunidad para capitalizar e institucionalizar nuevas prácticas y estrategias ante los escenarios emergentes.