Cada manera de ordenar, clasificar y dividir los acontecimientos y procesos históricos y filosóficos tienen sus ventajas. De un pantallazo, logramos ubicar a un autor o autora en una época, tenemos una referencia más o menos precisa de las discusiones que organizaban el debate filosófico de la época y podemos incluirles en alguna tradición filosófica que haga más comprensible sus posiciones. Sin duda, nos permiten organizar y ordenar la manera en la que pensamos. Ahora bien, se nos plantea un problema interesante a nosotros, un nosotros existencialmente situado en el sur del continente americano, en los albores del siglo XXI. ¿Desde dónde pensamos y elaboramos estas edades o etapas de la filosofía? ¿Se refieren a un nosotros ubicado en América? En una palabra, ¿Somos sujetos de la filosofía?