La reconstrucción de las deformidades en la nariz con esqueleto osteocartilaginoso insuficiente, ha originado para los cirujanos plásticos un sinnúmero de problemas que han sido resueltos en distintas formas.
El esqueleto osteocartilagino insuficiente para la armonía de la cara puede ser completado por otro, recién logrado de un ser homólogo que lo presentaba en exceso. Hueso y cartílago, con su articulación sin ser modificado el primero y su unión osteocartilaginos son utilizados a los pocos minutos de ser extraídos de la nariz a la cual por ende y con tal acto quirúrgico se corrige su desarmonía.
Se considera que el injerto así logrado se adapta mejor a las exigencias de la naturaleza que cualquier otro.