En la actualidad existen una gran cantidad de espacios donde se interpreta música. Estos lugares podrían dividirse en dos grandes grupos: las construcciones proyectadas específicamente para hacer música −los auditorios, los teatros de ópera, las salas para música de cámara− y los sitios que son utilizados por los músicos o propuestos por los compositores pero que fueron concebidos inicialmente para otro uso, los que podríamos llamar "ambientes acústicos" −un espacio público abierto o cerrado, una plaza, una iglesia, un galpón, un estadio, un bar− (Farina, 2019). La música electroacústica y el arte sonoro, por ejemplo, muchas veces no están limitados a salas de música tradicionales donde se escucha de acuerdo a un estándar de calidad sonora y acústica (Ando, 1998; Cremer 1984). Los espacios que conforman estos dos grupos se comportan de manera diferente; sin embargo, en la práctica musical actual se usan casi de manera indistinta.
El objeto de estudio de esta presentación es el comportamiento acústico de espacios que se utilizan en la Argentina para representar espectáculos musicales y multimedia o para sitiar instalaciones sonoras experimentales.