La acción de interpretar música acompañando a la voz cantada y a la danza soportan significativas analogías. Las personas que cantan recorren un posible guion previamente establecido de género, estilo, poesía, melodía, etcétera. En la danza puede haber alguna coreografía o figuras posibles —en el tango: el “básico”, un ocho, un giro milonguero, un cruce— y en la mejor danza un relato improvisado. Y al hacer la música para cada función, o para las dos, también se parte, generalmente, de un arreglo previo. Tanto ese “relato” establecido como la interpretación (musical, danzada) se conciben vinculados: los tempos, la regularidad, las detenciones, las articulaciones, la densidad, la duración, la forma; se entrelazan en una única performance, tanto en la dimensión de “la efectiva ejecución de una acción”, como en la posibilidad de un “modo de acción especialmente marcado […] que representa el especial marco interpretativo” (Bauman, 1992, p. 41).
Desde esta posibilidad desarrollamos la tesis doctoral. Haciendo foco en nuestra disciplina, pero considerando las otras artes que menciona Ferrer (1980). Y dentro de la música, indagamos cómo la guitarra criolla deviene en elemento estructural de la sonoridad de distintas versiones musicales que la contienen.
Investigamos de qué manera se despliegan en la guitarra del tango rioplatense los recursos de acompañamiento al canto. En esa tarea, proponemos análisis, categorías y conceptos de potencial utilización como soporte para la enseñanza y el aprendizaje del tango interpretado en guitarras.