La agricultura bonaerense se expandió significativamente durante las últimas décadas, en detrimento de la actividad ganadera. La superficie cosechada con trigo, maíz, soja y girasol se duplicó en las últimas cinco décadas, mientras que la producción se incrementó más de 300% en consonancia con mayores rendimientos, de los cultivos estivales. La predominancia de algún cultivo en particular genera deficiencias de nutrientes selectivas en el suelo, de acuerdo a la composición química del grano que se extrae. Este avance de la actividad agrícola se produce sobre suelos con aptitud ganadera implicando un riesgo para la sustentabilidad, dada la mayor fragilidad de los mismos. En este trabajo se generaron mapas que ponen de manifiesto aquellos sitios donde se producen desequilibrios entre el uso actual del suelo y su capacidad productiva en las dos últimas décadas. Esto se realizó mediante un Índice que mide la proporción de la superficie implantada con cultivos estivales respecto de la superficie con potencial agrícola. Los objetivos de este trabajo son, por un lado, identificar las áreas de la provincia donde el uso agrícola actual supera la superficie potencial agrícola y por otro lado, analizar la reposición nitrogenada y fosforada para la última campaña agrícola. Se utilizaron los mapas de suelo escala 1:500.000 para cuantificar la superficie agrícola potencial de los suelos en cada partido de acuerdo al Índice de productividad y se contrastó con el uso actual en función de los datos de estimaciones agrícolas. Por otra parte se calculó el balance de N y P para la campaña 2018/19. La reposición nitrogenada en la PBA, considerando los cuatro cultivos principales (trigo, maíz, soja y girasol) fue del 58% y para el fósforo fue del 70%. Las zonas con menor reposición de nutrientes coinciden, en general, con los sitios en los que la actividad agrícola va avanzando.