La evolución de las dimensiones principales de los buques portacontenedores en los últimos treinta años ha sido continuada y creciente, propiciada entre otras cosas, por la constitución de alianzas entre las navieras, una mejor amortización de los costos de la tripulación y el combustible con relación a la carga transportada.
Los puertos de Santos y Rio Grande en Brasil ofrecen a las navieras 50 pies de profundidad, el de Montevideo 40 pies, mientras que los puertos del AMBA brindan escasos 34 pies para estos enormes navíos, con el agravante de que no hay gestiones concretas por parte de las autoridades responsables de que puedan ser mejoradas las condiciones de navegación en los próximos años.
En esta condición, las navieras que desean concretar la recalada en el AMBA se ven obligados previamente a aligerar cargas en puertos brasileros o uruguayos para posibilitar el ingreso al sistema de aguas restringidas.