"Las malas" (2019) de Camila Sosa Villada se organiza como un colaje barroco de fragmentos narrativos que dan forma sensible al carácter desaforado, polimorfo y monstruoso de los cuerpos travestis que la habitan. A esos cuerpos en devenir alude de manera provocativa el título de la novela, que pone en el centro la “lucidez” (Sosa Villada, 2019, p. 107) y la “ferocidad” (Sosa Villada, 2019, p.100) animal de lo queer manifiesto en ellos, pues interrumpen y resisten los binarismos y conceptualizaciones de toda norma falogocéntrica. El título también abre pasajes hacia la serie literaria de las figuraciones trans* en la que se inscribe la novela.
La novela, a veces cerca del melodrama, por la falta de distancia con la que diseña la historia de vida de la narradora, y de algunos de sus personajes1, y otras próxima a la denuncia cruda y directa en clave de género, configura un mundo travesti en el que el desborde de lo maravilloso, la ferocidad de lo animal, el sentimentalismo, la visión pesimista de la existencia y la victimización tensionan la escritura.