Las novelas de Gabriela Cabezón Cámara están plagadas de monstruos: La Virgen Cabeza (2009), Beya (Le viste la cara a Dios) (2011)1 y Romance de la Negra Rubia (2014)2 ponen en escena a travestis, lesbianas, víctimas de trata, bonzas, que se rebelan ante las injusticias. La imaginería monstruosa permite exhibir las múltiples violencias que atraviesan nuestra sociedad: opresiones de género y de clase, secuestro y trata de mujeres para la explotación sexual, violaciones sexuales, desalojos y negocios inmobiliarios, violencia institucional y exclusión social, tortura y asesinatos. Esto ha llevado a caracterizar a este conjunto de textos como “trilogía oscura” (Domínguez, 2014b) —en contraste con su última novela, Las aventuras de la China Iron—, ya que se construyen en torno a la violencia.