En febrero de 2022, se cumplieron cincuenta años del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre la Argentina y la República Popular de China (RPCh)164. Hasta la firma del Comunicado Conjunto entre los gobiernos de Argentina y la República Popular el 16 de febrero de 1972, nuestro país sólo reconocía a la República de China —con asiento en Taiwán— como representante del pueblo chino. Desde el triunfo de la Revolución China liderada por Mao Tse Tung en 1949, el territorio se encontraba dividido. Mientras la República de China, gobernada por el mariscal Chiang Kaishek y respaldada por los Estados Unidos, se había erigido como representante del Estado chino en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la RPCh había sido aislada económica y políticamente por las potencias capitalistas occidentales. Es por eso que autores como Archibaldo Lanús (1984) afirman que, a partir de ese entonces y, en el marco de la Guerra Fría, la “cuestión china” constituyó, en el espectro de las relaciones internacionales, un punto de definición entre el Este y el Oeste (p. 84).
En sintonía con lo anterior, nos proponemos analizar la política exterior argentina hacia la RPCh durante los gobiernos de facto de la autodenominada Revolución Argentina, con foco en el viraje que implicó el establecimiento de relaciones diplomáticas con dicha nación en 1972. Teniendo en cuenta los importantes cambios de rumbo en la inserción internacional de nuestro país entre 1966 y 1973, esta decisión generó disputas abiertas al interior de la dictadura. Mientras algunos sectores fomentaron el reconocimiento con la RPCh por las potencialidades económicas y estratégicas, otros priorizaron las relaciones con la China anticomunista por consideraciones político-ideológicas.
Nuestra hipótesis afirma que, hacia 1972, la creciente importancia estratégica que adquiría la República Popular en un escenario mundial que se reconfiguraba, el acercamiento del régimen de Mao Tse-Tung hacia América Latina y el auge de gobiernos latinoamericanos nacionalistas y la adscripción al “pluralismo ideológico” de Lanusse posibilitaron el establecimiento de las relaciones entre la Argentina y la RPCh. Sin embargo, este proceso coronado con la firma del Comunicado Conjunto en Bucarest en 1972, no fue lineal y produjo tensiones al interior del gobierno de facto argentino. Consideramos entonces que se trató de una “apertura hacia el Este por hombres de derecha” (Rapoport, 1995) que, necesariamente, estuvo acompañada de ciertas contradicciones.
A partir de un enfoque metodológico multidisciplinario que involucra a las relaciones internacionales, la historia económica y la ciencia política, revisaremos archivos del Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (AMREC), entrevistas realizadas por Mario Rapoport a distintos cancilleres, corpus periodístico local y extranjero recientemente digitalizado y documentos de las colecciones Foreign Relations of the United States (FRUS) y National Archives Record Administration (NARA), algunos de ellos sistematizados por la Fundación Nixon.