Las superficies visceral y parietal de las cavidades peritoneal, pleural y pericárdica están revestidas por células mesoteliales y bañadas por una mínima cantidad de líquido seroso que es un ultrafiltrado de la sangre, transparente, incoloro a amarillento, bajo en proteínas y células (Schwendenwein 2017, Skeldon 2014, Thompson 2016; Thrall 2021, Valenciano 2020, Vap 2021).
La acumulación anormal de líquido en estos espacios se denomina efusión, y resulta de un desequilibrio entre la producción y la eliminación del mismo debido a cambios en la presión hidrostática y oncótica capilar, aumento de la permeabilidad capilar e integridad del drenaje linfático.
Otros tipos de líquido, como sangre, quilo, bilis u orina, pueden filtrarse a una cavidad corporal (Schwendenwein 2017, Thompson 2016, Thrall 2021, Valenciano 2020) La recolección y evaluación del líquido de las cavidades corporales es un procedimiento rápido, económico y de bajo riesgo que permite obtener información útil para el diagnóstico diferencial y, a veces, definitivo, pronóstico y tratamiento de enfermedades que causan efusiones torácica, abdominal o pericárdica (Martínez de Merlo 2008, Skeldon 2014, Thompson 2016, Thrall 2021, Valenciano 2020, Vap 2021).