Los considerables avances teóricos desarrollados paulatinamente desde el enfoque de la gestión del riesgo de desastres a partir de la década del 80 y consolidados durante los años 90 en América Latina y el Caribe han implicado una redefinición sustancial en torno a la comprensión de la ocurrencia de los desastres y las formas de abordaje.
Desde esta perspectiva proveniente de las ciencias sociales, el eje de análisis de la problemática se desplaza del estudio de los fenómenos naturales y sus impactos hacia la dimensión de las vulnerabilidades humanas y los procesos sociales de creación e intervención del riesgo de desastres (Lavell, 2002).
Así, bajo el lema “los desastres no son naturales” (Maskrey, 1993), impulsado por los precursores de este enfoque instituyente, el problema deja de explicarse por la magnitud, intensidad e inevitabilidad de los fenómenos extremos y comienza a entenderse como una construcción social, posible de ser transformada desde las dinámicas humanas. De este modo, la planificación de acciones y medidas centradas en la prevención y reducción del riesgo de desastres se conforman en la llave de abordajes más integrales y efectivos.
La incorporación terminológica del enfoque de la gestión del riesgo en parte de los marcos normativos y planes de acción tanto internacionales como nacionales y locales resulta un avance.
Sin embargo, los desastres continúan con una tendencia en aumento y en las formas de abordaje siguen primando prácticas respuestistas, improvisadas y fragmentadas. Frente a este panorama surge la siguiente pregunta que oficiará de brújula a lo largo del capítulo: ¿cómo facilitar los procesos de gestión del riesgo para que se conviertan en prácticas concretas en los territorios? La hoja de ruta propuesta para abordar el interrogante central que motiva este trabajo se conforma por un primer momento, a modo de punto de partida, en el que se desarrolla un pantallazo histórico sobre las distintas concepciones acerca del problema, ahondando especialmente en el viraje teórico que ha implicado el cambio de perspectiva del ciclo de los desastres hacia los procesos sociales de construcción del riesgo. Un segundo momento, en el cual se profundiza acerca de los procesos de creación y de intervención del riesgo. Un tercer momento, en el que se desarrolla el concepto de la facilitación, las dimensiones que la conforman y su relación con la gestión del riesgo de desastres. Un cuarto momento, en el que se presentan matrices de preguntas para la facilitación y también para la identificación de obstaculizadores de los procesos de gestión del riesgo. Por último, compartimos un quinto momento, en el cual se arriba a las principales conclusiones del recorrido.