Durante el desarrollo de las Clases Prácticas de Resolución de Problemas de la Materia Física General y Biológica, correspondiente al Segundo Año del Profesorado en Química que se dicta en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Formosa (U.Na.F.), desde hace al menos cinco (05) años se puede observar un aumento en el porcentaje de desaprobados en exámenes parciales de las y los alumnas/os y con ello el abandono de la cursada.
Cabe destacar que en las condiciones de aprobación que figura en el programa, para regularizar la materia las y los estudiantes deben aprobar cuatro exámenes parciales. En cada uno se requiere la aprobación del 60% de los contenidos, con dos instancias de recuperación, tener aprobado la totalidad de los trabajos prácticos de laboratorio y un 80% de asistencia a clase. Los exámenes son pruebas escritas donde se deben resolver situaciones problemáticas cuantitativas de los temas desarrollados en clase.
La totalidad de los alumnos que actualmente cursan son quienes transcurrieron dos años de pandemia cursando todas las materias de forma virtual, son además el resultado de un secundario basado en la inclusión y en proyectos como el PAIR (Pautas de Organización Escolar para el Periodo de Integración de Contenidos y Recuperación de los Aprendizajes) en todas las Escuelas Secundarias de la Provincia de Formosa. Este tipo de Proyectos llevó a las y los alumnas/os, en la mayoría de los casos, a acostumbrarse al desarrollo de modelos de examen con mínimos contenidos afianzados al final de cada ciclo lectivo, haciendo que la evaluación sea solo una prueba para la acreditación y no un proceso. En este marco es que el presente proyecto busca como innovación el desarrollo de una Evaluación Auténtica, donde en coincidencia con la perspectiva propuesta por Davini (2008), se evalúen, a través de pruebas, las formas de trabajo que reflejan las situaciones de la vida real, es decir, pretende que se evalúen la capacidad para resolver problemas, la responsabilidad, la autoestima, la honestidad, la iniciativa, etc., todo aquello que les será más útil en la vida cotidiana. Ésta forma de evaluar, a la vez, permite que las y los alumnas/os participen en su propio proceso de evaluación, de acuerdo con sus capacidades y posibilidades, dialogando sobre sus logros, detectando sus dificultades y analizando sus esfuerzos. La evaluación auténtica abre nuevas perspectivas a una de las tareas docentes más complejas y difíciles de desarrollar, como es la evaluación de los aprendizajes. La implementación de la evaluación auténtica a nivel aula, provoca una interacción a nivel profesor/alumno/a y genera un acercamiento más constructivista e interactivo a la labor del profesor/a, como también al aprendizaje y quehacer de las y los alumnas/os. Los docentes focalizan la enseñanza dentro de marcos de referencias amplios, plantean problemas significativos, estimulan a indagar y descubrir, estructuran conceptos de aprendizaje en torno a conceptos primarios, valoran los puntos de vista y los conocimientos de los estudiantes y comparten con ellos los procesos evaluativos.