El estudio de toda cuestión debe comenzar por su definición, reza un axioma lógico. Aquí tropezamos con la primera dificultad; en efecto, he encontrado más de treinta definiciones distintas, buscando solo las principales y todas ellas me han parecido incompletas e inconciliables entre si, lo que demuestra lo dificultoso del problema.
La segunda dificultad se presenta cuando queremos realizar un estudio integral del dolor; al consultar la bibliografía aparece un desorden de opiniones de lo mas diversas, muchas contradictorias, sin cuidarse por lo general de precisar el enfoque que se va a seguir; en medio de esta maraña de conceptos dispares me ha parecido posible establecer un orden clasificándolos en tres grupos diferentes elaborando un plan general de estudio, que viene así a constituirse en mi tesis personal respecto del estudio integral del dolor.
Es innegable la real existencia del dolor-sensorialidad y a su demostración consagraré la Primera Parte de mi estudio; es innegable también la real existencia del dolor-enfermedad como demostraré en la Segunda Parte. Pero no termina ahí la cuestión; es evidente que quien se dedique a los productivos ocios de la contemplación pura no podrá ver al dolor ni como lo ve el biólogo ni como lo ve el médico; necesitamos pues enfocar al problema desde otro punto de vista: el filosófico. A este fin he dedicado la Tercera Parte.